El 20 de enero de 1842, Alfonso de Ratisbona, banquero judío y ateo, presenció una aparición de la Virgen María en esta basílica. Según su relato, la Virgen apareció exactamente como está representada en la Medalla Milagrosa, una imagen que se había hecho ampliamente conocida desde su aparición a santa Catalina Labouré una década antes, el 27 de noviembre de 1830.


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Esta visión motivó la repentina y profunda conversión de Ratisbona al cristianismo. Más tarde se hizo sacerdote católico, dedicando su vida a la labor misionera y a la difusión de la devoción a la Virgen María.

Desde entonces, Sant’Andrea delle Fratte ha sido un lugar de peregrinación al que acuden innumerables personas a rezar, inspiradas por las numerosas gracias y milagros presenciados y concedidos a los fieles.

En esta fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, que el testimonio de Alfonso de Ratisbona haga más profunda nuestra esperanza en la Medalla Milagrosa como signo poderoso de la intercesión de Nuestra Madre María ante su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!

¡Feliz fiesta!