LAS CONFRATERNIDADES VICENTINAS, haciendo suyo el deseo de Dios —manifestado a Miqueas— de defender el derecho y la justicia, practicar la lealtad y la humildad ante Dios (cf. Mi 6,8) y comprometidos desde su espiritualidad vicentina con la caridad ejercida desde la cotidianidad y como respuesta a los grandes desafíos de nuestros tiempos a través de soluciones integrales cimentadas y generadas desde la experiencia creyente, profesional y vicentina, PROCLAMA solemnemente que los pueblos de nuestro planeta tienen el derecho sagrado a la paz; POR ESO:
- DECLARAMOS que los hombres y mujeres, como hijos de Dios y como tales, debemos vivir en paz y amor. La paz es el sueño de Dios que la humanidad debe hacer vida: de las espadas, forjar arados; de las lanzas, hoces. No alzar la espada pueblo contra pueblo, y no adiestrarse más para la guerra sino caminar a la luz del Señor (cf. Is 2,4-5).
- SUBRAYAMOS que la caridad y la paz nos llevan a orar y acompañar al hermano en los momentos más difíciles de su historia, con la confianza puesta en Dios y activos con amor samaritano que ve al herido, se compadece, le sana las heridas, carga con él, se encarga de él y lo lleva a lugar seguro (cf. Lc 10,33-35).
- DENUNCIAMOS que el grito de los pueblos clamando por la paz es desoído, mientras el negocio armamentista ocupa la centralidad de las agendas de gobierno de los potentados de este mundo. Bienaventurados los que aman la paz —dijo el Señor— porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5, 9). ¡Que el clamor de Ucrania sea escuchado y que la paz entre ellos, sea una realidad!
- HACEMOS UN LLAMAMIENTO a los líderes de ambas partes a propiciar un diálogo como único camino al entendimiento y la convivencia entre todos los pueblos. Es grata a Dios la fraternidad entre hermanos, como rocío del Hermón que baja sobre las colinas de Dios y allí envía el Señor su bendición; la vida para siempre (Sal 133,3).
- EXHORTAMOS a todos los miembros de la Familia Vicentina a seguir orando por la paz de nuestros hermanos de Ucrania. Oren sin cesar —nos dice Pablo—, eso es lo que Dios quiere de ustedes como cristianos, (cf. 1Tes 5,17-18), y es lo que haremos a la sombra del Padre.
- EXPRESAMOS como Confraternidades Vicentinas nuestra solidaridad con nuestros hermanos ucranianos y con todos los países que sufren el flagelo de la guerra; y a la pregunta: ¿Dónde está tu hermano? (Gn 4,9), respondemos: Aquí, junto a nosotros, solidario con su dolor, su tristeza y su sed de paz y justicia.
- RECONOCEMOS la urgente necesidad de unirnos en el amor de Dios a ser misioneros de paz: Hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz que trae la buena nueva (Is 52,7); corran, pues, nuestros pies vicentinos presurosos anunciando la paz y la necesidad de trabajar por ella.
- VALORAMOS cada vida humana, la dignidad y respeto de cada persona y el derecho de todos y todas a vivir con paz y en libertad. Y el esfuerzo de luchar y construir un mundo de unidad y fraternidad, pues dijo el Señor: Dichosos los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9).
- REAFIRMAMOS, como Confraternidades Vicentinas, nuestro compromiso profesional de apoyar a los más necesitados, trabajando constantemente en concretar nuestros objetivos fundidos con el proyecto de Dios de instaurar su Reino, enseñando al mundo entero a cumplir todo lo que Él nos ha mandado (cf. Mt 28, 20).
- NOS COMPROMETEMOS a orar y trabajar para animar a otros a orar a diario por la gente de Ucrania y el fin de la guerra y a buscar maneras a ayudar a la gente de Ucrania en sus necesidades personales y familiares, compasivos siempre, como el Padre es compasivo (cf. Lc 6,36).
Fuente: famvin.org