La Iglesia reconoció oficialmente en 1909 la Asociación de la Medalla Milagrosa (AMM), confiando su animación a la Congregación de la Misión. Hoy, más de un siglo después, la AMM sigue viva y en expansión, con presencia en más de 55 países. Pero el llamado no se detiene. Al contrario, se hace más urgente: extender la presencia de la Asociación allí donde aún no ha echado raíces. Esta misión es particularmente relevante para todos los miembros de la Familia Vicenciana, que comparten el deseo de hacer presente el amor de Dios a través de signos concretos de fe y servicio.
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El deseo es claro: que en todos los países donde está presente la Familia Vicenciana —congregaciones, asociaciones, movimientos, laicos y consagrados— se dé vida a la Asociación de la Medalla Milagrosa. Allí donde aún no existe, es posible sembrarla. Allí donde apenas comienza, es posible fortalecerla.
Estás invitado a ser parte activa de esta expansión misionera. No es necesario empezar de cero. El Secretariado Internacional de la AMM, con sede en Manila, ofrece orientación, materiales, acompañamiento y todo el respaldo necesario para poner en marcha la Asociación en cada país.
La Virgen misma nos recuerda que «quien lleve esta medalla con fe recibirá abundantes gracias». Con esa confianza, y en comunión con todos los que ya forman parte de la AMM, se extiende hoy esta invitación fraterna: llevemos el mensaje de María a cada rincón del mundo.